Desde hace unos días
ya, ha venido la típica discusión pre-electoral: La propaganda hasta en el
papel confort de la casa propia, las peleas entre brigadistas, la violación de
todos los muros de la comuna con nombres que uno recuerda por los colores que
utiliza. Sin embargo, me captó la atención particularmente una imagen que
llamaba a hacer “propaganda a través de
medios digitales”, la cual encontré en el facebook de “Universitarios
Informados”.
En un comienzo me
pareció acertado, a nadie le gusta ver la cara del candidato que detesta. (En
lo personal cada vez que veo la foto y por sobretodo el apellido de Joaquin
Lavin Jr, me da acidez) Pero la magia de los medios digitales se acaba cuando
uno recuerda que en Chile tiene bajo acceso a internet. Cuando hablamos de conexiones
"fijas” de 100 habitantes solo 11 tienen este acceso. Y más bajo aun es el
Wifi, en el cual 9,7 personas acceden a este “lujito” (de cada 100).
Si hacemos caso a los números que hay, y le
sumamos además el cohorte por edad, el acceso que tiene Chile a internet se
reduce notablemente. ¿Cuántos abuelitos van a revisar el fb, o su tuiter? Me imagino
que no muchos. Por otro lado, los chilenos no utilizan mucho sus cuentas
personales para desarrollar política. Lo que me lleva a pensar que la idea de
que hacer las campañas electorales por medios de interné, es una idea elitista,
segregadora en términos de condiciones económicas, y por edad. No me extraña
que esta propuesta por lo demás venga de la élite pensante de nuestro país.
Ahora bien, descartando lo irrisorio que puede
ser la propuesta de hacer propaganda sólo por medios digitales, es necesario hacerse
cargo de la crítica y discusión que se deja entrever. ¿Por qué las campañas
electorales deben ser tan invasivas? Una primera respuesta puede ser “quieren
ganar”.
Pero hay un problema aun más grande, y es la
total desregulación de las campañas políticas. Porque en Chile, no solo está
mercantilizado derechos básicos como la salud, la educación o la vivienda. Sino
que se ha mercantilizado muchas cosas más, como por ejemplo la forma de hacer
política. ¿Quiénes son los que más propaganda pueden hacer? Los que más plata
tienen, es de esta forma que se ha desarrollado una vorágine y un “mercado
absolutamente desregulado”, en el que poner más palomas y pintar más muros SÍ
traen beneficios electorales. Ahora esta situación lleva al candidato a asumir
que la única posibilidad para triunfar es tener más y más propaganda en las calles.
Pero ¿qué pasa con los partidos pequeños, con los
concejales de partidos sin el dineral para pagar costosas palomas y litros de
pintura? ¿Qué pasa con el Partido Comunista, el Humanista o el Igualdad?, fácil,
éstos no son capaces de participar de esta lucha despiadada y mercantil que se
da en las calles. O sí pueden hacerlo, pero con un costo mucho mayor que para
los partidos de ambas coaliciones.
Entonces, toda esta inútil reflexión nos lleva a
darnos cuenta de algo: El problema no es solamente como actúan los candidatos y
sus partidos, sino que son muy importantes los incentivos que la institución
chilena entrega. Las que se pueden simplificar en 3 grandes verdades:
-Si tiene mucha plata, ponga carteles.
-Si tiene muchos carteles, será conocido.
-Si es conocido, probablemente gane.
Y por transitividad, asumimos que: Si tiene mucha
plata, probablemente gane.
Es por esto que urge, que el Estado se haga cargo
de esta situación, pues las leyes propician que solo los ricos y poderosos
accedan al poder, o que en realidad pongan un camino de tierra y empinado hacia
los partidos pequeños e independientes.
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