Mundo del fin del Mundo

Dicen que los viajes te hacen crecer, y creo que es verdad. En mi viaje conocí muchas personas, aunque unas me marcaron mas que otras, pude tener conversaciones de horas con gente que recién conocía y de eso me siento orgullosa, es increible hablar las intimidades de uno con alguien que acabas de conocer pero pienso que es mucho más facil: contar mis miedos a un perfecto extraño que a un conocido, quizás por el hecho de sentirte protegido por el anonimato o quién sabe por qué.
El viaje en sí, me hizo encontrarme frente a un espejo (que hace tiempo no veia) y ver con detención lo que allí se presentaba, miedos, intenciones, decisiones, emociones y sentimientos. Pero creo que el viaje no solo termina el día que llegué a Santiago y que hasta solo unos días atrás terminó.
Durante mi estadía hubo muchas canciones que me representaban en el momento necesario, sí viviamos una locura cada día, una locura hermosa.

Pero hace unos días escuché una canción que me aclaró muchas cosas,

Ahora tengo un martillo
y tengo una campana
y tengo una canción que cantar
por todo el país.
Martillo de justicia
campana de libertad
y una canción de paz.

Me siento totalmente afortunada por entender algo de lo que quiero para mi futuro, hace tiempo no me sentía tan clara y a la vez tan llena de preguntas. Aunque hasta el momento tengo también muchas respuestas, estoy llena de ideas y de ganas.

Al fin tengo las pilas cargadas!!!