Confesiones de un Loco Iluso

Hoy cuando debo partir, cuando el tren ya está dispuesto te confieso:

Sí viví de ilusiones, de sueños que no pude cumplir; que por cada mil sueños que tuve se cumplió solo uno, pero aquel sueño que se cumplía me hacia tan feliz, me hacía sentir tan fuerte que valía la pena, daban ganas de tener otros novecientos noventa y nueve sueños sin cumplir, sin convertirse en realidad, estancados.

Lo acepto, no era una empresa muy rentable; pero las pocas ganancias que recibí fueron lo mejor que he tenido, los mejores sentimientos, los mas puros y elevados, no niego que hubo muchas caídas, grandes y dolorosos golpes, que muchas veces pensé en dejar de soñar de atarme a falsos ídolos, de atarme a falsos sueños, o simplemente de no creer mas en los sueños y pensar en el aquí y el yo, pero también te confieso que adonde me lleve mi tren volveré a soñar, tal como lo hice aquí y de donde vengo, no… soñaré diez, veinte, mil veces más; pues cada sueño sin cumplir trajo consigo aprendizaje y por cada sueño cumplido descubrí la felicidad…

No invito a nadie a que sueñe como yo lo hago, pero tampoco permitiré que otro, cualquiera sea, me destruya lo que yo vivo, pues sería atentar contra mi vida, contra mi…y por consiguiente contra el atrevido…

Soñar me convirtió en alguien fuerte, creyente del honor, en que la vida es algo mas que simples casualidades, que puedo manejarla a mi antojo, pues soy la dueña de sueños, de caídas, de ganancias, de derrotas y de cada cosa que he forjado con mis manos.

Este es mi auto de fe, de fe en mi y en mis sueños…