Música

sábado, 8 de noviembre de 2008

ni fu ni fa

Luego de que su novia haya terminado con él por el gato que le había arrojado, gato que por lo demás no era muy enojadizo pero extrañamente alterado esa tarde, pensó qué sentía y qué debía sentir y su respuesta fue clara: Nada, o quizás un ligera tristeza.
Ya llevaba dos semanas de "libertad" y aun seguía sin sentir culpa, pena, felicidad o tristeza ni siquiera nerviosismo, lo que le preocupó algo y pensó si los cronopios del mundo de al lado serían igual; dejó de pensarlo. Solo le preocupaba un poco si sus pantalones se volverían explosivos, aunque esos gatos nocheros definitivamente le robaban la razón.
Al día siguiente despertó serio, preocupado, hambriento y algo atontado, ya era medio día cuando entendió que era feliz.
Aunque aun seguía inquieto le preocupaba la capacidad de la marea de poder llevar un barco de papel con pequeñas banderas hacia el centro del océano, pero qué importa mientras la bañera esté siempre repleta por barcos de papel rosados, rojos y amarillos y el agua entintada azul.

1 comentario:

Issa! dijo...

lo de la culpa nunca lo he entendido...

extraña.., ese lavado de cerebro te hizo pensar que debías sentir culpa..